Narcos operaban desde una villa porteña, levantaron a las tres mujeres en La Tablada y las masacraron en Florencio Varela. Otro dealer vivía en Barracas y lo asesinaron en Merlo. Otra banda ocultaba la cocaína en una fosa de General Rodríguez, la llevaba a un departamento cerca del Obelisco y generaba desde ahí un estropicio en todo el Conurbano. Y los ejemplos se amontonan, contradiciendo a los políticos que durante días descargaron las responsabilidades por delitos y cadáveres al lado opuesto de la General Paz. Funcionarios bonaerenses acusando a los porteños y porteños devolviendo las vilezas. Pero el área metropolitana es un universo por el que circulan millones de personas y mercaderías cada día, entre los recelos mutuos de las autoridades y las peleas por negocios de las policías bonaerense y metropolitana.
“La connivencia entre la Policía metropolitana y los narcos es innegable”, dice un alto funcionario del Ministerio de Seguridad bonaerense a LA NACION. “¿Vos querés que un operativo antidrogas fracase? Hacelo con la Policía bonaerense”, retruca un veterano del Ministerio de Seguridad porteño ante este diario. Pero ambos, pese a todo, coinciden en un punto: falta trabajo conjunto; falta confianza.
“Empecemos por lo evidente”, plantea un exfuncionario porteño de peso. “La ciudad de Buenos Aires es como un acordeón en el que viven 3 millones de personas y al que entran y salen 3,5 millones de personas más todos los días. Hacés un retén en algún punto estratégico y podés terminar secuestrando 3 o 5 kilos de droga. ¡Imaginate la que circulará!”.
No exagera. En febrero, un auto pasó una luz roja, la policía metropolitana lo persiguió hasta que chocó en Belgrano. Tenía cinco kilos de cocaína en el baúl. Un mes antes, un retén policial en el barrio de Almagro había detenido una camioneta. ¿A bordo? 14 panes de cocaína y 130 dosis listas para su comercialización. ¿Total? 17 kilos.
Notable o patético –o ambas a la vez-, los funcionarios, jueces, fiscales, expertos y académicos consultados por LA NACION coinciden al identificar los fuelles del “acordeón”. Son las avenidas y autopistas que entran y salen de la ciudad, con el camino del Buen Ayre y, más aún, la autopista Presidente Perón como la gran “ruta de la droga” del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Un informe reservado de la Policía bonaerense desgrana esa autopista en cuatro tramos, según consta en la copia que obtuvo LA NACION. ¿Tramo 1? Ituzaingó, Merlo y La Matanza (Virrey del Pino, González Catán, Ciudad Evita y Laferrere). ¿Tramo 2? Ezeiza (Spegazzini, Tristán Suárez, Santa María y San Andrés). ¿Tramo 3? Cañuelas, San Vicente y Presidente Perón. ¿Tramo 4? Florencio Varela (Ingeniero Allan, Villa Brown, San Rudecindo, Barrio Pepsi, Pico de Oro y Santa Rosa) y Berazategui (Gutiérrez, El Pato y Hudson).