“El consumo problemático se expande en un territorio donde las organizaciones criminales se fortalecieron”

El abogado penalista, docente universitario, ex investigador federal y especialista avanzado en la lucha contra el narcotráfico, Hernán Kovacevich se refirió a la necesidad de abordaje integral que amerita el consumo de drogas en Rosario y Santa Fe. “Es una deuda que seguimos postergando”, remarcó.

Luego de la realización del sexto Consejo Consultivo de Consumos Problemáticos, conformado por la Municipalidad, el Concejo y 31 organizaciones con amplia trayectoria en la temática, la preocupación sobre las adicciones vuelve a estar en primer plano. El objetivo del encuentro fue visibilizar las políticas públicas que se despliegan desde la Agencia Local, en articulación con la Aprecod y las organizaciones sociales, en un contexto de fuerte desfinanciamiento nacional y la eliminación de centros de atención en todo el país.

 

 

En diálogo con INFOROSARIO, Hernán Kovacevich , abogado penalista, docente universitario, ex investigador federal y especialista avanzado en la lucha contra el narcotráfico analizó la situación de Rosario y la provincia de Santa Fe: “Cargan con una herida abierta que se ensancha día a día: el consumo problemático de estupefacientes. Ya no hablamos de un fenómeno aislado ni de una conducta desviada en los márgenes, sino de una realidad que atraviesa barrios, familias y generaciones enteras. Desde mi experiencia profesional en el ámbito penal, académico y en la investigación contra el narcotráfico, me resisto a aceptar que esta problemática sea vista únicamente bajo la lente del delito: aquí se mezclan salud pública, descomposición social y crimen organizado”.

 

 

El especialista puntualizó que los informes oficiales son alarmante: Más de 103.000 situaciones de consumo problemático se abordaron en Santa Fe durante 2024, con un aumento del 43 % respecto del año anterior. “La estadística refleja lo que todos en Rosario vemos a diario: jóvenes cada vez más temprano iniciándose en el consumo, mujeres que piden ayuda para familiares, barrios enteros marcados por la falta de contención, hay chicos de 11 o 12 años probando sustancias porque lo normalizaron en su entorno, madres que hacen fila para conseguir un turno de atención para sus hijos, trabajadores que pierden el empleo porque el consumo les roba estabilidad”, informó.

Asimismo, Kovacevich precisó: “El consumo problemático no se expande en un vacío, sino en un territorio donde las organizaciones criminales se fortalecieron y Rosario es un claro ejemplo. El narcotráfico encontró su mejor aliado en la debilidad institucional, en la desigualdad social y en la falta de respuestas coordinadas del Estado”. Las estructuras criminales funcionan con lógica empresarial: ofrecen droga, financian consumo, generan dependencia y, a la par, aseguran clientela y control territorial. El consumidor problemático deja de ser solo una víctima y pasa a ser también un engranaje de la economía narco, explicó. 

“Si bien existen programas provinciales y municipales valiosos siguen siendo parches frente a una hemorragia. La dispersión de competencias, la escasez de recursos y la falta de un plan integral sostenido a largo plazo hacen que los avances sean insuficientes. El Estado, en todos sus niveles, debe entender que la represión penal al narcomenudeo no resuelve nada si no va acompañada de políticas robustas de prevención, educación, tratamiento y reinserción social. El consumidor problemático no puede ser criminalizado, debe ser acompañado”, apuntó el especialista avanzado en la lucha contra el narcotráfico. A su vez agregó que “el mayor desafío que enfrentamos no es solo económico ni institucional, sino cultural; mientras persista la mirada que reduce al adicto a un irrecuperable o a un peligro, no habrá salida posible”.

En este sentido, Kovacevich indicó que el punto de partida es salir de la mirada punitivista exclusiva y construir una respuesta integral: “La cárcel no puede seguir siendo la única respuesta, porque allí el consumo no se detiene: se agrava. Necesitamos políticas que pongan en el centro la prevención, con programas sostenidos en escuelas y espacios comunitarios; la salud, con dispositivos de atención accesibles y profesionales preparados; y la inclusión, con alternativas reales para que un joven pueda elegir un camino distinto al que le marca la esquina”.

De acuerdo a su experiencia en la materia, el abogado y ex investigador federal finalmente reflexionó: “El cambio cultural y político que Rosario y Santa Fe necesitan no se mide en estadísticas ni en discursos, sino en la capacidad de ofrecerle a cada chico y a cada chica una vida que valga la pena ser vivida, lejos del consumo, la violencia y la desesperanza”.

 

 

 

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