Lanús derrotó a Atlético Mineiro en una final apasionante y se coronó como campeón de la CONMEBOL Sudamericana. Después de igualar 0-0 en el tiempo reglamentario y el alargue, desde los doce pasos, conquistó el título internacional.

La tercera fue la vencida para el Granate. Luego de haber caído ante el Galo en la definición de la Copa Conmebol 1997 y en la Recopa 2014, se tomó revancha en 2025.

Ambos entrenadores se saludaron antes del comienzo del partido y se desearon éxitos de cara al encuentro.

El equipo de Jorge Sampaoli comenzó el partido mejor plantado y con la clara intención de imponer el ritmo. Aunque tuvo las chances más claras en el arranque, no supo lastimar al Granate, que entendió cómo defenderse y también cómo molestar al conjunto brasileño cuando se le animó.

El Galo, filoso con pelota pero menos confiable en defensa, buscó presionar alto y apostar por la circulación de pelota. En los minutos iniciales expuso a los laterales del Granate, que perdieron los duelos individuales y tuvieron que padecer algunos pasajes del juego.

Durante la primera etapa, Mineiro pudo ponerse en ventaja con dos ocasiones muy claras: un tiro libre Bernard que besó el palo izquierdo de Nahuel Losada y una pelota que pegó en el techo del arco. También hubo una tapada genial del arquero granate a Igor Gomes, pero era offside.

Para los de Mauricio Pellegrino hubo algunos destellos de ilusión en los 45' iniciales, sobre todo por el protagonismo de Marcelino Moreno, pero los disparos que pudo sacar en limpio Ramiro Carrera fueron débiles o desviados.

Lanús se sacrificó físicamente y la firmeza de José Canale fue indispensable para que el arco se mantenga en cero durante el tiempo reglamentario. El paraguayo tuvo un doble despeje de cabeza y algunas apariciones de mucha relevancia en el fondo granate.

En la segunda etapa, el trámite se inclinó marcadamente a favor del Galo, que soportó mejor el calor y usó la ventaja físicas a su favor.

Dudú exigió a Losada y Alonso probó de todos lados, sin puntería, hasta que dejó el campo de juego. Sin un fútbol brillante ni mucho menos, el cuadro brasileño mereció el primer gol, pero se apagó conforme iban corriendo los minutos.

La falta de efectividad de Mineiro fue el combistible para un Lanús reventado, que tuvo que sacar a sus figuras por agotamiento y encontró aire y piernas en los cambios.

El alargue estuvo para los dos, porque el Granate había recuperado la confianza y Mineiro se debilitó con los murmullos. Cuando los de Sampaoli se quisieron acordar, el tiempo se había acabado y todo se definiría en la tanda de penales.

Desde los doce pasos, Losada se hizo enorme, tapó tres tiros y le dio el título a Lanús.