“Si bien hoy está más tranquilo, quedan sectores con agua como Viajantes del Sur y Harding Green. Esos barrios no tienen casi drenaje natural, siguen sin luz ni agua potable. Las localidades Cerri y White siguen afectadas ya que recibieron el flujo de agua que bajaba de la ciudad”, detalló a INFOROSARIO Federico Elías, vecino de Bahía Blanca.
“En la zona del centro de la ciudad te encontrás con la otra parte de la inundación: pilas de escombros, de ropa de los negocios, muebles, todo el centro está sin luz porque las cámaras son subterráneas. El panorama es terrible, los comerciantes están sacando la mercadería, tienen pérdidas importantísimas, está muy complicado. Parece que pasó un terremoto por el centro”, describió Federico.
Su familia vive en Ingeniero White, la localidad que junto a General Cerri se vieron muy perjudicadas por el temporal. Puntualmente, White tiene uno de los principales puertos de ultramar de la Argentina: “Hubo muchísima agua, fue el último lugar que habilitaron para ayudar por la cantidad de agua”.
Durante el día Federico fue a ayudar a su familia y a otros vecinos. Por estas horas siguen evaluándose las pérdidas y es difícil dimensionar las secuelas. “En White durante el transcurso del día vi mucha ayuda. Hay presencia de sindicatos que pertenecen al puerto que están repartiendo productos de limpieza, viandas, tortas fritas; pasan con frecuencia a preguntar cómo estás y si necesitás algo”, agregó.
Crónica de una catástrofe
Consultado sobre la previa y cómo vivió el comienzo de la inundación, Federico contó que el jueves a la tarde había sido emitido un alerta naranja por parte del municipio. “Desde que pasó la cola de tornado el 16 de diciembre 2023 que dejo un desastre en la ciudad y muchos muertos, normalmente recibimos alertas amarillas una vez por semana y a veces uno termina un poco descreído. El jueves a la tarde se pasó a naranja con suspensión de clases. Hacía calor, no había viento. A la madrugada tipo 3 y media empezó a llover, una lluvia pareja y abundante pero sin viento”, recordó el vecino.
Y continuó su relato: “Llovió muchísimo, más de 300 milímetros desde la madrugada hasta la dos de la tarde. Cortaron la luz a media mañana y me empezaron a llegar mensajes sobre el panorama y nos fuimos enterando del desastre. La recomendación desde el primer día fue no salir para nada de los domicilios. Una vez que pudimos salir fuimos a ayudar a amigos del centro que les había entrado mucha agua”.
Aún conmocionado finalmente reflexionó: “Nos agarró algo prevenidos, pero al no haber viento no presagiaba ser algo así de desafiante y catastrófico. Ahora hay que ponerle el pecho y dar una mano a quienes lo necesitan”.