Días sin lluvias complicaron las cosas en el campo argentino y más cuando las lluvias de los últimos días no cumplieron con las expectativas de los productores agrícolas, especialmente en las zonas que más necesitaban agua. Lo que se pronosticaba como eventos importantes de precipitaciones resultaron en una desilusión, poniendo en riesgo la campaña agrícola.
El problema es serio en el centro y oeste de Entre Ríos y gran parte de Santa Fe, donde las reservas de agua están en niveles críticos. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, deberían caer entre 15 y 20 mm para mejorar las condiciones del maíz sembrado y evitar que el trigo pierda más rendimiento.
En cuanto al maíz, la siembra avanzó un 7,1%, pero para completar las 6,3 millones de hectáreas planificadas, es fundamental que llueva pronto. Mientras tanto, el trigo ya muestra signos de deterioro, afectado tanto por la falta de agua como por las altas temperaturas, especialmente en el norte y oeste del área agrícola.
La Bolsa de Comercio de Rosario también ajustó su estimación de rendimientos para la campaña 2024/25. Si las condiciones climáticas fueran normales, se podrían superar los 143 millones de toneladas de granos, pero con el déficit actual de humedad, esa proyección bajaría a 128,8 millones de toneladas. Los cultivos más afectados serían la soja y el maíz, que podrían ver reducidas sus producciones un 6,6% y 4,4% respectivamente.
La escasez de agua de lluvia lleva al campo argentino a una situación límite la cual complica su rendimiento, y por ende, también complica los planes del Gobierno quien espera también una buena remesa de dólares de la cosecha para hacer frente a los cada vez más difíciles vencimientos de deuda que sobrevendrán en 2025.