La gran incógnita es que puede pasar si esas reservas son de las más importantes del mundo ya que se estima que podrían superar las de Arabia Saudí, uno de los principales productores del Planeta.
El Tratado Antártico de 1959 solo consagra a la Antártida para la investigación científica y preservación del medio ambiente. Está totalmente vedada la explotación y extracción de sus recursos naturales, lo que impediría poder acceder a esas enormes reservas de combustible para el mundo entero.
Reservas de Petróleo y Gas en la Antártida
Las noticias no tienen la confirmación oficial, pero se sabe, que una expedición rusa dice haber encontrado esta reserva extraordinaria que - potencialmente - sería de las más importantes de la Tierra. Pero este anuncio tiene un montón de cuestiones que hacen dificultoso saber qué puede pasar y en todo caso, puede abrir las puertas para mayores tensiones internacionales en un mundo que justamente, pasa por uno de sus peores momentos de geopolítica desde el fin de la guerra fría.
El primer punto que complica, desde la mirada argentina, es que el presunto yacimiento estaría dentro del sector en el que nuestro país reclama soberanía.
La Argentina pretende tener soberanía sobre un arco circular comprendido entre los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste al sur del paralelo de 60° de latitud Sur.
En la presidencia del general Julio Argentino Roca, la Argentina llegó por primera vez a instalar una base en la Antártida en las islas Órcadas.
Fue en 1904 y desde entonces su presencia es permanente hasta el día de hoy.
Además llegó por primera vez al continente blanco el 22 de febrero de 1904, con su primera estación científica (la Base Orcadas) en la Isla Laurie, Archipiélago de las Orcadas del Sur. Desde entonces, mantiene una presencia constante en la Antártida. Tiene 6 bases permanentes: Marambio - la más amplia -, Carlini, Orcadas, Esperanza, San Martín y Belgrano II) y siete bases temporarias (Brown, Primavera, Decepción, Melchior, Matienzo, Cámara y Petrel). Por la iniciativa del presidente Julio Argentino Roca, la Argentina se instaló en la Antártida y desde entonces ha ido agrandando su presencia que mantiene de manera continúa hasta el día de hoy.
Pero más allá de esta actividad constante, que incluye una pista aérea en la base Marambio que acaba de ser mejorada recientemente, hay una serie de limitaciones, de poder geopolítico y de los convenios internacionales.
¿Podría la Argentina explotar los recursos hallados por Rusia en nuestro sector antártico?
Nuestro país es uno de los 12 estados signatarios originales del Tratado Antártico de Naciones Unidas en 1959. Allí se establece claramente que ese continente debe ser preservado en su fauna, flora, medio ambiente y recursos naturales. De esto se desprende que la explotación de este depósito de dimensiones mayores a las de Arabia Saudí no podría ser utilizado. Se debe mantener a la Antártida en el estado natural tal como se encuentra. Solo se admite la presencia permanente o temporal del ser humano para investigaciones científicas de todo tipo.
Además, la página del ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación se puede leer que el Tratado suscripto por la Argentina establece: La Antártida se utilizará exclusivamente para fines pacíficos, prohibiéndose toda actividad militar y los ensayos de toda clase de armas.
La superposición de los reclamos de soberanía sobre el terreno.
En el momento de la suscripción del tratado la Argentina hizo reserva de su reclamo de soberanía - en teoría, en la Antártida no caben este tipo de planteos - con expresa mención a que existe reclamos superpuestos al argentino. En concreto, el sector antártico argentino coincide en gran parte con el que reivindican los chilenos y de manera total, con lo que sostienen para sí los británicos.
La enorme reserva de petróleo y gas hallado por Rusia está en el sector que reclaman soberanía la Argentina, Chile y Gran Bretaña.
La zona tendría un potencial de 511.000 millones de barriles de petróleo. Pero su explotación está vedada por el Tratado Antártico. El continente ya tiene problemas importantes vinculados al deshielo por el cambio climático. Intentar extaer estos recursos naturales supone una modificación de dicho tratado firmado en 1959. Pero para que eso ocurra, se dará una dura batalla geopolítica, diplomática que, casi siempre, también se resuelve por las fuerzas e importancia de los países involucrados.