“No pueden seguir perdiéndose vidas sin que se haga lo suficiente” dijo el arzobispo frente a autoridades y fieles

Monseñor Eduardo Martín presidió la misa central por los 250 años de la llegada de la imagen histórica y venerada de la Virgen del Rosario. Durante la ceremonia que se realizó en el Patio Cívico del Monumento a la Bandera, el arzobispo se solidarizó con las víctimas de la violencia y sus familias y reclamó el accionar de las autoridades correspondientes.

Durante la homilía en ocasión de los 250 años de la llegada de la imagen de Ntra. Sra. Del Rosario, patrona y fundadora, el arzobispo Monseñor Eduardo Martín dedicó unas palabras especiales a las víctimas de la inseguridad y se refirió a la situación de la ciudad e instó a las autoridades a “hacer algo”. De la celebración que se realizó este sábado participaron numerosos fieles de las parroquias, colegios, movimientos e instituciones arquidiocesanas. También estuvieron presentes, el intendente de Rosario Pablo Javkin, y otras autoridades municipales.

“No podemos dejar de solidarizarnos con las víctimas de la violencia, especialmente de las víctimas inocentes cuya lista se engrosa cada día sin que mengue para nada. Recordamos a Mauro, a Maxi, a Jimi, a Claudia y a Virginia (madre e hija) y a tantos otros”, dijo Monseñor.

“Y no podemos dejar de reclamar a las autoridades correspondientes que deben hacer algo, que no pueden seguir perdiéndose vidas sin que se haga lo suficiente”, continuó.

Finalmente cuestionó y remarcó: “¿Qué tendrá que pasar en Rosario para que algo cambie? Si los problemas no se afrontan adecuadamente las consecuencias serán cada vez más dolorosas”.

Allí atentamente en primera fila escuchó las apreciaciones de la autoridad eclesiástica y participó de la misa el intendente de la ciudad Pablo Javkin. Luego, en su discurso Javkin se refirió a “la obra inmensa de estos 250 años” y agregó: “La fe y la unión tienen que sostenernos en la obra de construir la paz y caminar sin miedo por nuestras calles. Rosario merece vivir tranquila”.

 *Tras los pasos de la historia* 

“Cuando Rosario se llamaba ‘Pago de los arroyos’, y lo que hoy es la Catedral era una pequeña capilla de paja y adobe, un 3 de mayo de 1773, traída desde España y adquirida por el esfuerzo de aquellos 200 o 300 pobladores, llegó hasta nosotros la imagen de la Virgen del Rosario”, recordó el arzobispo durante la misa.

 “Sí, queridos hermanos cuando Rosario aún no se llamaba así, cuando la Argentina aún no había nacido como tal, cuando faltaban 37 años para la Revolución de Mayo, y 39 para que (Manuel) Belgrano izara por primera vez la bandera argentina en las barrancas del Paraná, ya estaba entre nosotros la venerada imagen que aquí tenemos. Por eso la llamamos Patrona y Fundadora. Damos gracias a Dios y nos alegramos vivamente por ser ella nuestra protectora y la que dio el nombre a nuestra Ciudad y Arquidiócesis”, explicó Monseñor.

Además destacó que “Ella ha estado a lo largo de toda nuestra historia, y lo seguirá estando. Su poderosa intercesión, como reza la tradicional oración nos salvó en la peste, nos protegió en las sequías y fue escudo contra los ataques de los enemigos. Hoy le rogamos que nos libre de las epidemias y de las adicciones, para que haya fuentes de trabajo digno y que podamos vivir en paz”.