El ex arquero de Vélez, José Luis Chilavert, también es candidato.

El Partido Colorado, la fuerza política de centroderecha que gobierna Paraguay casi sin interrupciones desde el regreso de la democracia, puede ver amenazado su reinado este domingo cuando se realicen las elecciones presidenciales para elegir a un mandatario para los próximos cinco años.
Es que la única vez que este partido perdió oficialmente unas presidenciales en los últimos 76 años fue cuando el exobispo Fernando Lugo resultó electo al frente de una coalición opositora, en 2008.
Para los comicios arranca como favoritos el candidato oficialista Santiago Peña, del Partido Colorado, y el liberal Efraín Alegre, al frente de la opositora Concertación por un Nuevo Paraguay, aunque las encuestas señalan una marcada paridad por lo que no debería descartarse una sorpresa.
El dato de color para estos comicios lo representa el ex arquero José Luis Chilavert, de 57 años, quien presentó en enero de 2022 su renuncia indeclinable al Partido Colorado, se declaró independiente y, se presenta como candidato presidencial por el Partido de la Juventud (PJ).
Los sondeos incluso no dejan de lado un empate técnico, pese a que las denuncias de corrupción golpearon al partido de gobierno, amenazando su férreo control sobre la política paraguaya de las últimas siete décadas con la excepción de un breve periodo de cinco años a partir de 2008, cuando fue elegido Lugo.
El ex obispo fue destituido cuatro años más tarde en un fulminante juicio político impulsado por el Partido Colorado, que recuperó el poder en las siguientes elecciones, que fue tildado de ilícito por el presidente destituido.
Pero el oficialismo ha sido afectado por las acusaciones del gobierno de los Estados Unidos contra Horacio Cortes, el ex presidente paraguayo amigo de Mauricio Macri.
Cartes es el “hombre fuerte” y jefe del Partido Colorado. Tiene la mayoría de los senadores y diputados nacionales, pero sufrió un fuerte daño cuando el Gobierno de Estados Unidos lo clasificó como “significativamente corrupto”, señalamiento que también le provocó problemas con sus empresas (no podía sacar fondos de bancos estadounidenses) y lo obligó a hacer una ingeniería de transferir los activos a terceros.
“Niego y rechazo el contenido de las acusaciones, las que considero infundadas e injustas”, señaló el expresidente en un comunicado que publicó en julio, cuando EE.UU. lo designó por corrupción antes de sancionarlo.
Pero no sólo la corrupción afecta al sistema político del país vecinos. Paraguay es uno de los más grandes productores de soja del mundo, pero su economía se ha visto sacudida por la fuerte sequía que también afectó a la Argentina, por lo que el próximo presidente tendrá que hacer frente a la baja de la actividad económica.