Investigan el financiamiento y apoyos del grupo que atentó contra Cristina

La investigación por el atentado a Cristina Kirchner se expande sobre el resto de los integrantes del grupo “de los copitos”, al que pertenecían Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, e investigan líneas de apoyo logístico y/o financiero para llevar adelante el ataque y cómo subsistían.

na de las fuentes dijo que se espera que surja “alguna novedad que se pueda confirmar en el análisis de imágenes, para seguir profundizando la presencia de otros miembros de la organización en el domicilio de Juncal y Uruguay”.

También se trata de dar con las fuentes de financiamiento del grupo, ya que se entiende que los famosos copitos de nieve pueden ser apenas una fachada. “Se trabaja para establecer líneas de apoyo logístico y financiero, para saber de qué vivían, entre otros puntos, ya que contaban con tiempo libre para realizar trabajos previos y se cree que no vivían de la venta de copos de azúcar”, confió uno de los investigadores.

Se da por descontado que la pareja tenía otros apoyos, además de los vendedores de copitos. “Si bien a priori los miembros de la organización “aparecen” como vulnerables e influenciables, hay evidencias de que ejecutado el atentado, Brenda recibió contención por parte de su entorno cercano, durante esas horas se utilizaron otras vías de comunicación alternativas“, explica el informante.

Una de las puntas que se investiga son los posibles vínculos con el grupo conocido como Revolución Federal, una agrupación ultraviolenta que llevó adelante manifestaciones en contra del gobierno. Brenda estuvo en alguno de esos actos y se investiga al resto del grupo.

Mientras tanto, los investigadores ya pudieron dar por probado que los detenidos “hicieron inteligencia previa los días y semanas previas al atentado, incluso antes de que empezaran las concentraciones habituales de militantes y seguidores entorno en cuestión”. 

Además, finalizó el trabajo de descarga de datos y archivos sobre el teléfono de Brenda, donde se logró desbloquear una documento encriptado; se analizan 120 gigabytes de información, que pueden aportar nuevos elementos.

Y se espera que el trabajo sobre los teléfonos que entregaron los miembros del grupo de forma voluntaria puede aportar otros elementos. “Se trata de establecer si fueron manipulados con anterioridad para eliminar o descartar información, ya que se encontró material borrado”, confió una fuente.