El campo y el Gobierno discuten cómo contener los precios sin subir las retenciones

El alza de las cotizaciones de las materias primas hace pensar a referentes de la agroindustria en aprovechar la recaudación tributaria adicional para subsidiar la compra de alimentos en el mercado interno. En una edición de Expoagro se analizó eso y otros impactos de la invasión a Ucrania: desde la oportunidad de exportar trigo y maíz a Europa hasta las dificultades de Rusia para comprar peras y manzanas o exportar fertilizantes clave.

En la feria Expoagro, que volvió a organizarse después de un año suspendido por la pandemia entre tractores y tolvas también hubo rosca de políticos y ruralistas sobre el impacto de la guerra de Ucrania en el encarecimiento de los alimentos y la amenaza de su escasez en el mundo.

Teniendo en cuenta que han aumentado los precios de la soja, el maíz y el trigo -Rusia es su primer exportador mundial y Ucrania, el tercero-, lo que reportaría mayores ingresos de divisas y recaudación por retenciones para la Argentina, España y Francia quieren comenzar a importar maíz y trigo argentinos, hasta ahora vedados por el uso de semillas transgénicas y contaminación con agroquímicos, respectivamente. Pero el gobierno mantiene reguladas las exportaciones de ambos cereales para asegurar primero el abastecimiento interno.

Además, el encarecimiento de las materias primas ya elevó los valores del pan (33%) y de la harina (12%), por lo que el Ejecutivo analiza medidas adicionales para controlarlos. También hay sectores del campo afectados por la suba de precios de los fertilizantes, ya que Rusia produce el 20% de ellos en el mundo-, mientras se complican exportaciones como las de peras y manzanas, que tienen en ese país euroasiático el destino del 20% de sus envíos al exterior.

El jueves, dirigentes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) se reunieron en Expoagro y invitaron al secretario de Agricultura, Matías Lestani, para conversar alternativas para aprovechar la buena coyuntura de cotizaciones internacionales y evitar a la vez un mayor impacto de precios en la adelgazada mesa de los argentinos. El campo teme que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, proponga una suba de retenciones para disociar más los precios locales de los externos, pero hasta el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya analiza si esa sería la mejor solución. Unos derechos de exportación más altos le reportarían más recaudación para compensar el incremento de gasto en importación de gas natural licuado (GNL), también encarecido por la guerra. Pero el jefe del Palacio de Hacienda es consciente de que un aumento de retenciones enfurecería al campo.

Por eso, el CAA le propuso a Lestani que se incentive la producción para captar más divisas en el próximo ciclo y asegurar mayor abastecimiento. ¿Cómo? La agroindustria pide que no suban retenciones. ¿Y entonces cómo se frena la suba de precios? Usando la recaudación por retenciones superior a la esperada para devolver el IVA de los alimentos básicos a los beneficiarios de la tarjeta Alimentar o a todos los consumidores que usan tarjeta de débito o crédito. Lestani y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez -que visitó dos días Expoagro-, concuerdan con que la solución pasa por aumentar la producción con estabilidad de reglas de juego, es decir, sin tocar las retenciones.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó esta semana que el alza de las materias primas reportará este año exportaciones adicionales por US$ 2.500/2.800 millones, lo que reforzaría además las menguadas reservas del Banco Central. Elbio Laucirica, vicepresidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), estima incluso que podrían llegar a 6.000 millones de dólares. El más optimista es el CEO de la fabricante china de agroquímicos Syngenta, Antonio Aracre, que vaticina un ingreso adicional de divisas por US$ 9.000 millones. Según su cálculo, eso elevaría la recaudación por retenciones en US$2.500 millones. Aracre, de buena relación con Alberto Fernández y Guzmán, también propone que se usen la entrada extra de impuestos para subsidiar alimentos, pero no toda sino un tercio (US$833 millones). Sabe que los otros dos tercios (US$1.666 millones) deberán destinarse a los US$3.000 millones de nuevo gasto en importación de GNL. Aracre sostiene si el Estado pone algo de las retenciones, los grandes exportadores aportan lo suyo y los productores agrícolas -los más reacios a estas concesiones- también, se podría armar un fondo para subvencionar a las empresas más eficientes de la industria, como Molinos y otras grandes, para asegurar precios rebajados de aceite, harina o fideos a los beneficiarios de la tarjeta Alimentar.