Fin del mayor fraude con criptomonedas: ¿Qué dejó atrás SBF?

Aunque la sentencia aplicada a Sam Bankman-Fried parece dar un cierre, son varias las secuelas que aun quedan por el colapso de FTX.

Sam Bankman-Fried era, hasta hace año y medio, una de las personalidades más destacadas del ecosistema de las criptomonedas. Con tan solo 30 años destacaba por haber creado un imperio empresarial de miles de millones de dólares. Visto como una de las mentes precoces que han surgido en el mundo de las finanzas y la tecnología fue tildado por muchos como el “rey de las criptomonedas”. 

Bankman-Fried, junto a un grupo de amigos cercanos, manejaron empresas que daban tanto dinero que podían repartirlo entre una vida de lujos en las Bahamas, inversiones en costosas promociones publicitarias y generosas donaciones a partidos políticos estadounidenses. 

Pero la realidad de este joven, y de los usuarios que confiaron en FTX, cambió de la noche a la mañana en noviembre de 2022, cuando la plataforma de criptomonedas colapsó por los malos manejos financieros.  

El castillo de naipes armado por SBF se desplomó sorpresivamente, cuando los usuarios quedaron sin la posibilidad de operar y acceder a sus inversiones. Se descubrió así que el «genio» no era una eminencia en los negocios y que había robado a los usuarios. Con la compañía en bancarrota, en los últimos meses el mundo ha sido testigo de su deshonrosa caída.  

Ahora, que SBF ha sido declarado culpable y condenado a 25 años de prisión, es un buen momento para retomar algunas de las reflexiones que se han venido haciendo. Sobre todo, en torno a las enseñanzas que deja la caída de FTX, un caso que pasa a la historia como uno de los fraudes más grandes.  

Son varios los factores a evaluar y que deben tomarse como lección. Desde la integridad comprometida de los sistemas y la mala toma de decisiones de la dirección, hasta las deficiencias de la normativa y la confianza ciega en un supuesto líder. 

El impacto de la caída de FTX ha sido evaluado por figuras como Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, para quien el colapso de la plataforma hizo que el ecosistema perdiera credibilidad.  

Es que justamente por confiar en exceso en estas plataformas y en los intermediarios que las manejan es que muchos han perdido su dinero y aún esperan por su reembolso. Más de USD 8.000 millones fueron desviados de FTX sin que prácticamente nadie se diera cuenta. 

Sobre este tema, Buterin reconoce que tras el colapso del famoso exchange la gente ha seguido confiando en Bitcoin y Ethereum. Ambas criptomonedas bajaron sustancialmente de precio con la quiebra de FTX, pero luego se fueron recuperando. BTC incluso volvió a romper su máximo histórico este 2024.

Es por ello que para el desarrollador una de las secuelas más marcadas ha sido la pérdida de la confianza en los exchanges y en los líderes del sector.  

La búsqueda de transparencia de los exchanges y la necesidad de autocustodia

Uno de los principales retos que dejó la caída de FTX está del lado de los exchanges de criptomonedas, que quedaron en la mira de todos.  

Tras la quiebra de FTX, se multiplicaron los reguladores que en todo el mundo claman por la regulación de estas plataformas. Ya es tendencia en todos los países la creación de registros y la búsqueda de una estricta supervisión de los exchanges.

El control de las empresas de criptomonedas ya forma parte de leyes como la aprobada en la Unión Europea (MiCA) e incluso en países como Argentina

Los exchanges, por su lado, al sentirse cuestionados y en peligro de perder la confianza de sus clientes promueven, no solo, la presentación de las llamadas pruebas de reserva (PoR), que consisten en la publicación de datos comprobables de la liquidez de una plataforma financiera, sino también el cumplimiento de las regulaciones.

Como resultado, las PoR se han sistematizado como uno de los elementos que conforman las finanzas de los exchanges. A pesar de que se califican como un avance en la búsqueda de transparencia, no han estado exentas de cuestionamientos.    

Las críticas apuntan que, en muchos casos, consisten únicamente en una lista de wallets que los exchanges presentan como propias, sin mencionar ni siquiera sus pasivos. 

Se piensa además que, con estos datos, no hay forma de saber que el saldo que muestran garantiza la integridad de los fondos.  En consecuencia, estas empresas aun buscan demostrar -ante usuarios y reguladores- la transparencia de sus actos.    

En ese sentido, una de las cosas que se ponen de relieve con la experiencia de FTX, es la necesidad de que los usuarios aprendan la autocustodia. De ahí la máxima del ecosistema: «si no son tus llaves no son tus bitcoins». 

Pero esta práctica, que se considera como genuina adopción, sigue siendo un problema entre la mayoría de los inversionistas. Esto ocurre porque son muchos los que todavía prefieren que alguien mantenga y cuide sus tenencias, tal como lo hace un banco tradicional con el dinero fíat.  

Así lo destacan analistas como Alfredo Roiseszvit, CEO de la firma de gestión de fondos de inversión MoonQuant.Capital, quien insiste en que «todavía es temprano» para que la mayoría de los inversionistas de bitcoin ejerzan la autocustodia.

A pesar de ello, el ejercicio de la autocustodia es parte de la enseñanza fundamental que subyace en la filosofía de Bitcoin: la libertad financiera. Una libertad que también requiere una revisión de cómo los miembros de la comunidad de las criptomonedas manejan el tema del liderazgo y que, en el caso de FTX, se hizo evidente en la construcción de la imagen de SBF. 

 

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