La expresidenta corrió a los intermediarios y llamó al riojano Ricardo Quintela para abrir una negociación por la presidencia del Partido Justicialista (PJ), pero se chocó contra la intrasigencia. El riojano no la atendió y reforzó los gestos que indican que no se baja de la carrera.
El riojano hoy estaba en un acto en el conurbano con Jorge Ferraresi espada bonaerense.
Por qué Ricardo Quintela no la atendió
Quintela recibió el llamado de Cristina el miércoles a la mañana, pero prefirió no contestar. “La respeto muchísimo”, les dijo a sus colaboradores más cercanos sobre la expresidenta. Por eso, explicó, le clavó el visto en el teléfono: no hubiera querido decirle directamente que no tiene previsto renunciar a su candidatura partidaria y competir contra ella.
En el Instituto Patria, el gesto de Quintela cayó mal. Cristina no lo volverá a llamar, a pesar de los consejos de los intermediarios. No sufrirá dos veces el mismo destrato. “Avisenle que el tren pasa una sola vez”, dicen en el cristinismo. Como ejemplo de lo que significa caer en desgracia después de rechazar un acuerdo con la expresidenta ponen lo que hizo Randazzo en 2017. Se negó a ser primer candidato a diputado en la lista de Cristina, compitió contra la expresidenta por el Senado y obtuvo el 5% de los votos. Los votos siguen en manos de la expresidenta, dicen.
El próximo 17 de Octubre, el acto de la Lealtad en el conurbano, con el único orador que será Axel Kicillof marcará un antes y un después en el Partido Justicialista.
Ambas candidaturas marcan el inicio de un debate que no solo definirá quién dirigirá el PJ, sino también cuál será la línea política que el partido adoptará en los próximos años. Mientras Cristina Kirchner propone una reorganización con miras a recuperar el terreno perdido, Quintela busca posicionarse como una opción para aquellos sectores que no se identifican plenamente con el kirchnerismo pero que aún ven en el peronismo una herramienta política necesaria.
Este contexto de renovación podría derivar en una apertura democrática dentro del PJ, donde por primera vez en décadas los afiliados tendrían la posibilidad de votar para elegir a su presidente/a. Aún quedan muchas incógnitas por resolver, especialmente en torno a cómo se alinearán los distintos actores dentro del peronismo y si finalmente se concretará esta elección interna.